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Motril se vuelca con su Virgen de las Angustias en una emotiva procesión por su barrio

Reportaje fotográfico Paulino Martínez Moré y Carlos Rodríguez (Motril Digital)

Motril volvió a vivir este 12 de octubre una jornada de fe, emoción y tradición con la procesión de Nuestra Señora de las Angustias, patrona del barrio que lleva su nombre. Desde primeras horas de la tarde, las calles de la barriada de Las Angustias se llenaron de vecinos, flores y música para acompañar a su Virgen en un recorrido lleno de fervor y sentimiento.

La procesión partió desde la Ermita de Nuestra Señora de las Angustias, un templo levantado en el siglo XVIII, en torno a 1706, situado al norte del casco urbano. La sencilla fachada de la ermita, que esconde un interior de gusto barroco, fue el punto de partida de una marcha solemne que recorrió calles como Camino de Pataura, Ruperto Chapí, Santa Cecilia o Rambla del Carmen, entre otras. Durante el recorrido, los balcones engalanados y los altares improvisados mostraron la implicación del vecindario en uno de los días más esperados del año.

La imagen de la Virgen de las Angustias, titular de la Real y Muy Antigua Hermandad que lleva su nombre, fue portada con elegancia sobre su paso adornado con flores blancas y velas. Lucía su tradicional manto de terciopelo negro bordado en oro, pecherín y corona dorada, símbolos de la solemnidad que la caracteriza. Su iconografía, como dolorosa o Piedad, refleja el momento en que María sostiene el cuerpo de Cristo, representando el dolor de una madre ante la muerte de su hijo.

El barrio de Las Angustias, uno de los más populosos de Motril —con una población estimada en torno a 6.000 habitantes—, conserva una identidad muy arraigada a sus tradiciones religiosas. A lo largo de los años, sus vecinos han mantenido vivo el culto a esta Virgen, a la que consideran protectora e intercesora en los momentos difíciles. No en vano, la devoción a la Señora de las Angustias se remonta a siglos atrás, cuando su ermita era punto de encuentro para pedir lluvias o protección ante las adversidades del campo.

La procesión concluyó con el regreso de la imagen a su ermita, entre vítores y aplausos, en un ambiente cargado de emoción. La jornada volvió a poner de manifiesto que, más allá de los años, la Virgen de las Angustias sigue siendo el alma y el corazón de un barrio que encuentra en Ella su símbolo de fe, identidad y esperanza.