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Más de 1.000 millones de comidas acaban en la basura cada día mientras 735 millones de personas pasan hambre

Cada día se desperdician más de 1.000 millones de comidas en todo el mundo, mientras 735 millones de personas sufren hambre, casi un 10% de la población mundial, según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Con motivo del Día Internacional contra el Desperdicio de Alimentos, que se conmemora el 29 de septiembre, Naciones Unidas alerta de que esta pérdida masiva de alimentos no solo agrava la inseguridad alimentaria, sino que también es responsable de entre el 8% y el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, contribuyendo al cambio climático.

El organismo recuerda que el 13% de los alimentos se pierde entre la cosecha y la venta minorista, y otro 19% se desperdicia en hogares, restauración y comercio. A pesar de los avances, el progreso hacia la Meta 12.3 de la Agenda 2030 —reducir a la mitad el desperdicio per cápita de alimentos en hogares y comercios antes de 2030— es aún insuficiente. La financiación disponible, de apenas 100 millones de dólares anuales, está muy por debajo de los 48.000 millones que la ONU estima necesarios para revertir la tendencia.

España refuerza su compromiso

En España, la nueva Ley de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario, en vigor desde abril de 2025, establece obligaciones a toda la cadena alimentaria, fomenta la donación, la economía circular y la jerarquía de prioridades, además de medidas como ofrecer envases reutilizables en hostelería o planes de prevención en grandes superficies.

Para Meritxell Hernández, CEO de Roll’eat, empresa pionera en envoltorios reutilizables, esta norma refleja una mayor conciencia social:

“La demanda de productos que ayudan a cambiar hábitos de consumo es cada vez mayor. Sustituir envases desechables por reutilizables es una acción directa que contribuye al ODS 12.3 y reduce el impacto ambiental”.

Cada gesto cuenta

La ONU insiste en que alcanzar los objetivos requiere transformar los sistemas alimentarios y promover hábitos de consumo responsables. Reducir el desperdicio implica no solo aprovechar mejor los alimentos, sino también mejorar su almacenamiento, transporte y conservación.

“El cambio empieza en lo cotidiano: cada gesto cuenta”, subraya Hernández. “No se trata solo de reducir residuos, sino de cambiar la forma en que nos relacionamos con la comida”.

El Día Internacional contra el Desperdicio de Alimentos invita a consumidores, empresas e instituciones a sumarse a este esfuerzo colectivo, clave para garantizar un futuro más justo, sostenible y sin hambre.