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Dulce Nombre de Jesús, símbolo de esperanza en el Domingo de Gloria motrileño

Reportaje Paulino Martínez Moré

Motril@Digital | Motril, 20 de abril de 2025 – La ciudad de Motril vivió este Domingo de Gloria una de sus jornadas más entrañables y significativas con la salida procesional del Dulce Nombre de Jesús, imagen que tradicionalmente pone el broche final a la Semana Santa motrileña. La emoción, la alegría y la pureza propias de la infancia marcaron una cita que, año tras año, congrega a cientos de fieles en las calles del centro histórico.

La procesión fue organizada por la Primitiva y Real Hermandad de la Vera Cruz, Dulce Nombre de Jesús, Santísimo Cristo de la Expiración, Nuestra Señora del Valle y San Juan Evangelista, una de las cofradías con más solera de la ciudad. Fundada en el siglo XVI bajo la advocación de la Vera Cruz, esta corporación ha mantenido viva la tradición cofrade motrileña durante siglos, ampliando su patrimonio devocional con nuevas imágenes como la del Dulce Nombre de Jesús, una talla realizada en 1993 por el imaginero Miguel G. Jurado.

La imagen del Niño Jesús, de expresión serena y gesto bendiciente, recorrió las calles sobre un trono sencillo, cargado de simbolismo, llevado con devoción por una cuadrilla de 20 costaleros dirigidos por el capataz Juan Miguel Benavides. Acompañando al paso, los sones de la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Encarnación, procedente de Almuñécar, imprimieron solemnidad y ritmo al cortejo procesional.

Uno de los elementos más distintivos de esta procesión fue su cortejo infantil, compuesto por decenas de niños y jóvenes de distintas hermandades de la ciudad. Ataviados con túnicas blancas, capelinas azul marino y cordones blanquiazules, los pequeños acólitos y monaguillos portaron campanillas de barro, cuyo tintineo alegre evocó el gozo de la Resurrección y la esperanza renovada.

Más que una simple procesión, el Dulce Nombre de Jesús se consolidó como una auténtica manifestación festiva de la fe, una expresión comunitaria de júbilo en la que familias enteras compartieron devoción, tradición y futuro. Así, Motril despidió una Semana Santa cargada de emoción con el firme propósito de preservar sus raíces y mirar con esperanza hacia nuevas generaciones cofrades.