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Camela arrasa en Torrenueva Costa: 5.000 personas corean los himnos de la tecno-rumba

Reportaje Paulino Martínez Moré (Motril@Digital)

Motril@Digital.-  Hay conciertos que son más que música. Lo que se vivió anoche en el estadio Paulino Salgado Quetglas fue, más bien, una explosión de nostalgia, emoción y orgullo popular. Camela, el dúo que ha puesto banda sonora a la vida de millones de personas, puso el broche de oro al Festival Mar de Ídolos ante unas 5.000 personas que no pararon de cantar, bailar y emocionarse.

Desde los primeros compases, quedó claro que aquello no era un concierto más. “Escúchame, compréndelo”, “Nunca debí enamorarme”, “El calor de mi cuerpo”… una detrás de otra, fueron cayendo esas canciones que muchos llevan grabadas en la memoria desde hace décadas. La conexión con el público fue total. Era imposible no dejarse llevar.

Sobre el escenario, Dioni Martín y Ángeles Muñoz, los dos rostros —y voces— de Camela, demostraron por qué siguen siendo únicos. Hace más de 30 años que empezaron a dar forma a eso que hoy conocemos como tecno-rumba, una mezcla de bases electrónicas y alma flamenca que entonces rompía moldes y que hoy se reconoce como un género en sí mismo.

Pocos grupos pueden decir que lo suyo fue un fenómeno social sin pasar por las radios comerciales, las portadas ni las listas oficiales. Camela lo consiguió. Y lo sigue consiguiendo. Han vendido más de 7 millones de discos, sin apenas promoción, simplemente con algo que no se compra: el cariño de la gente.

El concierto también sirvió para celebrar su gira + de 30, con la que conmemoran tres décadas de música, de historias de amor, celos, rupturas y reconciliaciones cantadas con emoción. Y es que Camela no necesita artificios ni grandes producciones. Solo les hace falta un micrófono, un teclado, y esa forma tan suya de contar lo que sentimos muchos, pero no siempre sabemos decir.

Anoche, en Torrenueva Costa, Camela no solo hizo cantar a un estadio. Nos recordó por qué su música ha resistido el paso del tiempo: porque habla de nosotros, de lo que duele, de lo que emociona, de lo que nos hace humanos… y eso no pasa de moda.