1 / 2

UGR: Extraer el tubo digestivo al pescado inmediatamente después de su captura puede reducir el riesgo de anisakiasis

Extraer el tubo digestivo al pescado inmediatamente después de su captura puede reducir el riesgo de anisakiasis en el consumidor, enfermedad causada por un parásito

Investigadores de la Universidad de Granada han observado que si se eviscera el pescado en el mismo barco, justo tras la pesca, baja más de un 40% la presencia de anisakis, un parásito nocivo para la salud de las personas

El estudio se ha realizado con la faneca, especie de la familia del bacalao

Un estudio de la UGR ha comparado la presencia de parásitos en peces enteros y peces eviscerados, es decir, aquellos a los que se les ha extraído el tubo digestivo a bordo del barco, inmediatamente después de su captura. Para ello, se han adquirido en pescaderías de Granada fanecas (Trisopterus luscus) procedentes del Golfo de Vizcaya.

En los peces enteros se detectan dos tipos de parásitos visibles a simple vista: anisakis e Hysterothylacium. El único que afecta a las personas es el anisakis, pero la presencia de helmintos, como los comentados, hace que el pescado sea rechazado por el consumidor. Este trabajo de la Universidad de Granada muestra que la eliminación del digestivo del pescado en el barco reduce más de un 40% la abundancia de anisakis y elimina totalmente el Hysterothylacium.

Los resultados señalan que eliminar el tracto digestivo de los pescados a bordo del barco justo tras la captura, al menos en el caso de la faneca, disminuye el peligro de adquirir una anisakiasis, la infección provocada por el anisakis. “Al mismo tiempo, la eliminación completa del Hysterothylacium mejora el aspecto del pescado, haciéndolo más apetecible y aumentando su valor comercial, además de reducir el riesgo de decomiso por parte de las autoridades sanitarias”, explica el profesor de la UGR Manuel Morales Yuste, perteneciente al Departamento de Parasitología.

Los investigadores destacan la importancia de seguir estudiando estas prácticas de evisceración a bordo para optimizar su eficacia, con el objetivo de minimizar, e incluso eliminar, la presencia de nematodos en peces comerciales, reforzando así la seguridad alimentaria y, consecuentemente, la salud de los consumidores.

En cualquier caso, los autores del trabajo científico insisten en la necesidad de que los consumidores sigan las recomendaciones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), así como de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés). Ambas advierten que no hay que consumir pescado que no haya sido previamente sometido a un proceso térmico.

“Es decir, el pescado (para consumir crudo o no) solo es seguro si ha sido congelado a -20 °C, hasta el centro de la pieza, más de 24 horas (se recomienda una semana en congeladores de, al menos, tres o cuatro estrellas) o alternativamente si ha sido cocinado a una temperatura mínima de 60 °C, en toda su masa, por más de un minuto”, especifica el catedrático Francisco Javier Adroher.

Este estudio se alinea con las recomendaciones del panel de expertos de la EFSA para la evaluación del riesgo y el control de la anisakiasis. Los resultados de la investigación han sido publicados en acceso abierto en la revista científica internacional Pathogens.