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Talavante se corona en Granada con una faena de peso y personalidad en el Jueves de Corpus

Reportaje Ramón Martín (Motril@Digital)

La plaza de toros Monumental de Frascuelo vivió este jueves una de las tardes más esperadas del Corpus granadino. El cartel lo componían tres nombres de altura: El Fandi, profeta en su tierra en el año en que celebra su 25 aniversario de alternativa; José María Manzanares, siempre elegante en el ruedo; y Alejandro Talavante, que acabó llevándose la tarde y los máximos honores. Se lidiaron toros de Álvaro Núñez en una corrida que despertó expectación y que no defraudó en entrega y emociones.

El Fandi abrió plaza con un toro de escasa casta, al que saludó con largas cambiadas de rodillas y un vistoso quite por lopecinas. Como es habitual, brilló en banderillas con su estilo explosivo y cercano. Brindó la faena a dos figuras históricas del toreo, Paco Ojeda y José María Manzanares padre, antes de hilvanar una faena esforzada ante un astado que pronto se rajó. Tras un pinchazo y estocada recibiendo, paseó una oreja entre la ovación del público.

En su segundo, el cuarto del festejo, volvió a exhibir su dominio de los terrenos y su energía contagiosa. Brindó esta vez al respetable y construyó una faena voluntariosa ante otro animal a menos, sin transmisión pero con movilidad inicial. Nuevamente, un pinchazo precedió a la estocada, y el palco concedió una segunda oreja. Sin embargo, El Fandi la rechazó en un gesto de honestidad profesional, devolviéndola al callejón en señal de respeto a lo que él mismo consideró un premio excesivo. Aplausos y respeto del público.

José María Manzanares encontró su mejor momento de la tarde en el segundo toro. Aunque el astado salió frío y falto de empuje, el alicantino logró meterlo en la muleta con oficio, especialmente por la mano derecha. Las tandas por ese pitón fueron limpias, templadas y de bello trazo, lo que le valió una oreja justa. Con el quinto, un toro muy justo de fuerzas, dejó un saludo capotero lleno de cadencia, pero la faena no terminó de despegar. Pese a su voluntad, la ejecución del descabello lo dejó sin opciones de premio, siendo silenciado tras el aviso.

El nombre de la tarde, sin embargo, fue Alejandro Talavante. Su primero, el tercero de la corrida, tuvo clase pero careció de empuje. Talavante lo entendió a la perfección, lo mimó y lo condujo con una muleta inspirada, con series por ambos pitones de gran personalidad, especialmente al natural. Cerró con ajustadas bernardinas y mató con eficacia. La petición de la segunda oreja fue mayoritaria, pero el presidente se mantuvo en una sola, lo que provocó protesta generalizada desde los tendidos.

Pero lo mejor estaba por llegar. Al sexto le planteó una faena profunda, medida y de enorme contenido. El toro tuvo más ritmo, y Talavante lo aprovechó al máximo, dibujando muletazos de trazo largo y naturalidad desbordante. Encajado, relajado y firme, brilló especialmente en los remates por bajo y en los pasajes por la izquierda. La estocada cayó algo desprendida, pero el conjunto fue tan rotundo que esta vez no hubo discusión: dos orejas y salida a hombros para el extremeño.

En una tarde en la que El Fandi fue fiel a su estilo y Manzanares dejó destellos de calidad, Talavante se impuso con claridad por su profundidad, su temple y su capacidad para extraer lo mejor de cada toro. Granada lo reconoció con fuerza, y su nombre ya queda marcado como el gran protagonista del Jueves de Corpus 2025.