Londres acoge la fuerza, raíz y arte en movimiento de la bailaora almuñequera Cristina Pagés
Motril@Digital: A sus 30 años, Cristina Pagés es mucho más que una bailaora: es intérprete, coreógrafa, directora artística y, sobre todo, una mujer forjada a base de determinación, introspección y pasión por el arte. Natural de Almuñécar, lleva el flamenco en la sangre y la resiliencia en la mirada. Con solo 16 años se independizó, convencida de que conseguiría abrirse camino en el mundo del baile, pese a las dificultades y a comenzar desde abajo, incluso bailando gratis para el Ayuntamiento. Hoy, con una carrera sólida y una personalidad magnética, demuestra que su intuición no fallaba.
Actualmente, Cristina se encuentra en Londres, donde este fin de semana actuará en uno de los pubs más populares del barrio de Islington: The Angelic. Allí presentará el espectáculo Identidades, una propuesta multicultural compuesta por seis artistas en escena: cante, guitarra, bajo, percusión, flauta y, por supuesto, el baile de Cristina como eje expresivo central. Una muestra de su constante búsqueda de nuevos formatos, lenguajes y conexiones culturales a través del flamenco.
Cristina se considera una persona madura, con una fuerza de voluntad inquebrantable y una marcada inclinación a la introspección. Aunque disfruta de su soledad creativa —sentada en una cafetería reflexionando, buscando en el silencio nuevas ideas—, su alma es profundamente familiar. Echa de menos los cumpleaños en familia, el bullicio de una casa gitana numerosa, la presencia constante de su abuela… Esa dualidad entre lo íntimo y lo colectivo, entre el recogimiento y la expresión, atraviesa también su obra artística.
Su carrera comenzó a despegar en 2014, cuando fue seleccionada por Concha Jareño para participar en el FEX de Granada, actuando en escenarios emblemáticos como el Palacio de Congresos y el Palacio de Carlos V de la Alhambra. Ese mismo año entró a formar parte del Ballet Zambra, siendo primera bailaora en “El Perfume” y participando en obras como “Mozart al Sur” o “La voz en la sangre. A Tempo Flamenco”.
Desde entonces, Cristina no ha dejado de bailar ni de crecer. Su talento la ha llevado desde los hoteles de la Costa del Sol hasta escenarios internacionales. En 2017 fue bailaora y coreógrafa principal del USA Tour junto a TOT Dance Company y Teatro Lírico D’Europa, con espectáculos como Turandot, La Traviata o Carmen, representados en Estados Unidos. Ese mismo año asumió por primera vez la dirección artística del departamento de flamenco en dicha compañía, responsabilidad que mantuvo hasta 2018.
Cristina ha sabido convertir sus inquietudes personales en propuestas escénicas de gran profundidad. En 2019 estrenó su primer espectáculo propio, La Jugada del Sacrificio, finalista de Málaga Crea y galardonado con el Tercer Premio a Mejor Espectáculo de Artes Escénicas. Un año más tarde presentó Bellatrices y, en 2021, Soleá, espectáculo con el que emprendió una gira por México, impartiendo también masterclasses en distintas ciudades del país. En 2022 estrenó el cortometraje coreográfico Yo, Nakano, y participó en el homenaje al legendario bailaor Carrete en el Festival de Cine de Málaga, compartiendo escenario con figuras como Rocío Molina, Pastora Galván o El Junco.
Desde 2022 forma parte de la compañía Silencio Danza, con la que ha protagonizado el aclamado espectáculo Las Furias, galardonado con premios como el Lorca a Mejor Espectáculo de Danza e incluido en la Red de Teatros de Andalucía. Ese mismo año estrenó también Teoría del Apego, junto a Teresa Barbero.
Cristina ha pisado tablaos emblemáticos como Los Amayas en Málaga —donde también fue manager y coordinadora—, así como La Quimera y Torres Bermejas en Madrid, o el Tablao de Carmen en Barcelona. Su versatilidad le ha permitido trabajar en televisión —como en el anuncio de Cruzcampo protagonizado por una recreación de Lola Flores—, cine documental (Quijote en Nueva York) y moda flamenca, coreografiando para Carmen Acedo en SIMOF.
Recientemente, Cristina ha ampliado sus horizontes artísticos hasta Marrakech, donde ha sido coreógrafa y, desde marzo de 2024, directora artística del área flamenca en el lujoso restaurante Buddah Bar. Aunque ha vivido esta experiencia como “increíble”, no oculta que ha echado de menos a España, sus raíces y su gente. Su paso por Marruecos ha dejado una huella estética y espiritual en su obra, marcada por la fusión con la tradición árabe y por su conexión con la naturaleza: “me despierto con los gallos, he vuelto a la tierra, al silencio, a la base… y de ahí surgen muchas cosas”.
Con una profunda fe en el proceso creativo, Cristina se encuentra actualmente en una etapa de recogimiento e inspiración, preparándose para su próximo espectáculo. Su palo por excelencia es el taranto, por su libertad, su profundidad y su evolución hacia tangos granadinos, una estructura que refleja también su camino artístico: comienza libre, se expande y finalmente se arraiga.
Apasionada, estética, leal y resistente, Cristina Pagés no se rinde fácilmente. Tiene claro que no se detiene hasta conseguir lo que se propone. “Me cuesta tirar la toalla… hasta que no lo consigo, no paro”. Esa tenacidad, unida a su sensibilidad y belleza interior, la convierte en una artista integral, cuya danza no solo se ve, sino que se siente. Su cuerpo narra historias, y su alma las transforma en arte.