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León XIV: el nuevo Papa que une América y Roma con espíritu agustino

El 8 de mayo de 2025 quedará marcado en la historia de la Iglesia Católica como el día en que fue elegido su 267.º Pontífice. Tras la muerte del Papa Francisco, el Colegio Cardenalicio se reunió en cónclave y, luego de varias votaciones, eligió al cardenal Robert Francis Prevost como su sucesor. El nuevo Papa, de 69 años, ha decidido adoptar el nombre de León XIV, un guiño a la tradición papal que evoca fortaleza, renovación y continuidad.

Nacido en Chicago en 1955, de madre española y padre franco-italiano, Robert Prevost es el primer pontífice estadounidense y un rostro profundamente familiar para América Latina, especialmente para Perú, país donde sirvió durante gran parte de su vida sacerdotal. Su identidad es el reflejo de una Iglesia cada vez más global: norteamericano de origen, hispanohablante por herencia materna y agustino de vocación. Domina varias lenguas, entre ellas el español, idioma en el que ha acompañado a comunidades durante décadas.

Desde sus inicios, su vida religiosa estuvo marcada por una sólida formación intelectual y un profundo sentido pastoral. Ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín en 1977, emitió sus votos solemnes en 1981, y fue ordenado sacerdote al año siguiente. Su formación académica es amplia: es licenciado en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Villanova, tiene una Maestría en Divinidad por la Unión Teológica Católica de Chicago, y completó sus estudios de Derecho Canónico con licenciatura y doctorado en el Pontificio Colegio de Santo Tomás de Aquino en Roma.

Prevost comenzó su misión en Perú en 1985, como canciller de la Prelatura de Chulucanas. Más adelante se convertiría en una figura clave en Trujillo, donde dirigió el seminario agustiniano, enseñó derecho canónico, y desarrolló una intensa labor como párroco y vicario judicial. Su visión pastoral fue siempre acompañada por un compromiso con la justicia social, la educación y el fortalecimiento de las estructuras eclesiales.

Entre 1999 y 2013, ocupó cargos de liderazgo en su orden religiosa, primero como prior provincial en Chicago y luego como prior general de los agustinos a nivel mundial durante dos mandatos. Su gestión reforzó la presencia global de la congregación y promovió un proceso de renovación espiritual interna.

En 2014 regresó a Perú como administrador apostólico de Chiclayo, y en 2015 fue consagrado obispo de esa diócesis. Desde entonces, jugó un rol clave en la Iglesia peruana, especialmente durante tiempos de inestabilidad política y social. También fue administrador apostólico del Callao y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana.

El Papa Francisco, reconociendo su capacidad de liderazgo y su fidelidad doctrinal, lo nombró en 2023 prefecto del Dicasterio para los Obispos, confiándole la delicada misión de seleccionar a los pastores que lideran diócesis en todo el mundo. Ese mismo año fue creado cardenal.

En cuanto a su pensamiento, León XIV se alinea estrechamente con la línea pastoral de su predecesor: favorece una Iglesia sinodal, participativa y cercana a los márgenes. Aunque se muestra reservado respecto a ciertos temas como el diaconado femenino o la reforma litúrgica, su estilo pastoral es firme pero dialogante, con una sensibilidad profundamente humana nacida del contacto directo con comunidades vulnerables.

Con la elección de León XIV, la Iglesia Católica apuesta por una figura que une los mundos del norte y del sur, del pensamiento y la acción, de la tradición y la renovación. Su pontificado comienza con grandes desafíos, pero también con una esperanza renovada de unidad, humildad y servicio.