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La Tarasca desafía el calor y enciende el espíritu del Corpus en las calles de Granada

Reportaje Ramón Martín (Motril@Digital)

Hoy, con un sol de justicia que ha elevado los termómetros rozando los 40 grados centígrados, el espíritu festivo de Granada ha vuelto a desbordarse por sus calles con la tradicional salida de La Tarasca, acompañada por los gigantes y cabezudos. Esta singular comitiva ha recorrido el centro de la ciudad entre aplausos, risas y una mezcla de asombro y cariño que solo este desfile popular sabe despertar.

La Tarasca, icono irreverente y profético del Corpus granadino, ha desfilado como cada año sobre su inseparable dragón, luciendo un atuendo que no ha dejado indiferente a nadie. Más allá de modas o polémicas, su figura encarna el alma juguetona, irreverente y profundamente viva de unas fiestas que son tanto devoción como desenfado.

La alcaldesa de Granada bailando al ritmo de la charanga

Tras ella, los gigantes, con su majestuosidad danzante, y los cabezudos, haciendo las delicias (y también los sustos) de los más pequeños, han completado una estampa que conecta generaciones y despierta la memoria colectiva de Granada. Ni el calor abrasador ha podido detener el entusiasmo de los granadinos y visitantes, que, abanicándose a la sombra o corriendo tras los tambores, han celebrado este momento como lo que es: uno de los más esperados y queridos del Corpus Christi.

Hoy, más que nunca, la Tarasca no ha sido solo una figura sobre ruedas, sino el símbolo de una ciudad que, pese al calor y los años, sigue bailando con alegría al ritmo de su historia y sus tradiciones.