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La Casa de Zafra inaugura Huella Flamenca, la exposición de Bárbara Pflanz sobre Mario Maya en el arranque de la I Bienal de Flamenco de Granada

El Festival Un testimonio inédito rescata la memoria del maestro granadino, dos décadas después de su performance en el Sacromonte 

Juan Ramón Ferreira: “Esta exposición une arte y flamenco y consolida la Bienal como cita imprescindible para Granada y su candidatura a Capital Europea de la Cultura 2031” 

5 de septiembre de 2025

La Casa de Zafra abre hoy sus puertas a la exposición Huella Flamenca, un proyecto de la artista alemana Bárbara Pflanz que rinde homenaje a la figura de Mario Maya, uno de los grandes revolucionarios de la danza flamenca. La muestra, que podrá visitarse hasta el 30 de septiembre, ve por primera vez la luz más de veinte años después de aquella performance inédita que el bailaor protagonizó en 2003 en el Museo de las Cuevas del Sacromonte, a invitación de la propia Pflanz.

La exposición reúne materiales gráficos y artísticos que capturan la esencia de aquella acción efímera, transformándola en memoria viva. Con ella, la Bienal de Flamenco de Granada recupera no solo la huella de un genio irrepetible, sino también la mirada de una creadora internacional que fijó su residencia en Granada y supo ver en Mario Maya un lenguaje universal.

“Con Huella Flamenca ponemos en diálogo dos dimensiones inseparables: el arte contemporáneo y la raíz flamenca. Esta exposición refuerza el carácter de la Bienal como un acontecimiento que va más allá de los escenarios, que convierte la ciudad entera en un gran espacio cultural”, ha señalado el concejal de Cultura, Juan Ramón Ferreira y a su vez a puesto en valor la figura de “Mario Maya que fue un referente mundial del flamenco, y tener hoy esta muestra en la Casa de Zafra es una manera de celebrar nuestra identidad al mismo tiempo que proyectamos Granada hacia el futuro, en el camino hacia la Capitalidad Europea de la Cultura en 2031”.

La autora de la obra, Bárbara Pflanz (Barbara Nagasawa Pflanz) nació en 1945 en Alemania, concretamente en Traunstein, en la Alta Baviera entre Múnich y Salzburgo. De 1960 a 1964 estudió Arte en la especialidad de Escultura en Berchtesgaden, estudios que continuaría en la Facultad de Bellas Artes en Múnich. A su fiscalización decidió fijar su residencia en Granada entre 1968 y 1974. En 1989 volvería a residir en España y alterna sus viajes a Florida (EE.UU) con la realización de cursos en Alcalá la Real sobre el arte en el grabado con Joan Hernández Pijuan, ‘Huella flamenca’, el trabajo que nos reúne hoy.

La trayectoria de Mario Maya (1937-2008), nacido en Córdoba pero granadino de vida y de arte, atraviesa la historia reciente del flamenco: desde sus inicios en las cuevas del Sacromonte hasta sus giras internacionales, pasando por la creación de espectáculos fundamentales como Camelamos Naquerar. Galardonado con la Medalla de Andalucía y el Giraldillo del Baile, fundó en Sevilla el Centro Mario Maya, donde abrió camino a nuevas generaciones. Su estilo, caracterizado por la depuración técnica y la hondura expresiva, sigue siendo un referente indiscutible.

La Bienal de Flamenco de Granada, que hoy celebra su jornada inaugural, refuerza así su compromiso con el patrimonio y la innovación cultural, ofreciendo una programación que se extiende hasta el 27 de septiembre y que incluye conciertos, estrenos, cine, itinerarios por guitarrerías y talleres formativos. Una apuesta que convierte a la ciudad en epicentro internacional del arte jondo y que suma argumentos de peso para su candidatura a Capital Europea de la Cultura 2031.

Además, la tarde de ayer se inauguró otra de las exposiciones vinculadas a la Bienal: TARAB: la imagen del duende, en el Centro Cultural Gran Capitán. La muestra, firmada por Fernández Cabello y Jesús Fernández Escudero, padre e hijo, ofrece un viaje visual al corazón del flamenco granadino a través de instantáneas captadas durante más de cinco años, en las que se entrelazan figuras consagradas y jóvenes promesas en ese instante único donde el cante, el toque y el baile se funden en trance.

Con estas propuestas, la Bienal reafirma el valor de sus actividades paralelas, que completan un programa que no solo se escucha y se ve en los grandes escenarios, sino que también se vive en galerías, plazas, talleres y centros culturales, haciendo de Granada un territorio flamenco en estado puro durante todo el mes de septiembre