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Fervor y tradición en Motril durante la procesión de la Virgen de la Cabeza

Reportaje Paulino Martínez Moré

Motril@Digital.- Cada 15 de agosto, Motril y toda la Costa Tropical se volcaron con una de sus celebraciones más emblemáticas: la procesión en honor a la Virgen de la Cabeza, patrona de la ciudad. Dentro del marco de las Fiestas Patronales, este acto reunió tradición, fe y un profundo sentido de identidad local.

La marcha procesional contó con la presencia de representantes de las parroquias motrileñas, la alcaldesa Luisa García Chamorro y miembros del Ayuntamiento, así como efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, personal militar y miembros de Hermandades y Cofradías, junto a numerosas entidades y asociaciones.

Raíces históricas y valor simbólico

La veneración a la Virgen de la Cabeza se remontó a siglos pasados, cuando fue proclamada protectora de Motril. Su imagen, una talla de gran valor artístico, trascendió lo religioso para convertirse en un símbolo inseparable de la historia y cultura de la ciudad. Para los motrileños, su figura encarnó tanto la protección espiritual como el orgullo de pertenencia a su tierra.

La gran cita del 15 de agosto

En el día de la Asunción, la ciudad se engalanó para recibir a su patrona en un recorrido que congregó a miles de personas. Desde su santuario, la Virgen fue trasladada en un trono adornado con flores y luces, recorriendo las calles principales entre aplausos, rezos, cánticos y el acompañamiento de bandas de música. Las fachadas lucieron banderas y guirnaldas, mientras los fieles lanzaron pétalos de flores y encendieron velas como ofrenda.

La emoción se palpó en cada esquina: promesas cumplidas, súplicas silenciosas y gestos de gratitud que se repitieron generación tras generación.

En los últimos años, la procesión ganó relevancia como atractivo turístico, atrayendo visitantes de distintas regiones que buscaron vivir la experiencia de una fiesta que combinó religiosidad, convivencia y patrimonio.

Una cita que define a Motril

Más que un acto litúrgico, la procesión de la Virgen de la Cabeza fue una expresión viva de la identidad motrileña. Cada agosto, la ciudad reafirmó su vínculo con su patrona, renovando una devoción que se transmitió de padres a hijos y que, en 2025, se mantuvo tan intensa como siempre.