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Una estrella fugaz interrumpe el concierto de La Guardia y conquista la noche motrileña

Foto Paulino Martínez Moré (Motril@Digital)

Motril@Digital.- La madrugada de este lunes, cuando el aire templado de la costa tropical, 25 grados, acariciaba la noche y las notas de La Guardia llenaban de ritmo la caseta municipal, un inesperado protagonista robó por unos segundos el espectáculo.

Entre el bullicio festivo y el vaivén de la música, una brillante estela cruzó el cielo del litoral granadino, arrancando la atención de más de un espectador, entre ellos Paulino Martínez, para tomarle la matrícula.

No se trataba de un cometa de largo viaje, sino de una de las célebres Perseidas, la lluvia de meteoros que cada agosto regala a los cielos oscuros una lluvia de destellos. Estos meteoros son diminutas partículas de polvo, restos del cometa Swift–Tuttle, que la Tierra atraviesa puntualmente en esta época del año. Al entrar en la atmósfera a velocidades que superan los 200.000 kilómetros por hora, se incineran en un destello efímero, lo que popularmente llamamos “estrellas fugaces”.

En la costa tropical, donde el horizonte marino permite amplias vistas, agosto es un mes propicio para disfrutar de este fenómeno. Si bien una sola estela puede arrancar la ovación de un público, en noches despejadas y alejadas de las luces urbanas es posible ver decenas de ellas por hora, especialmente en torno a su pico, entre el 10 y el 14 de agosto.

Así, la noche motrileña no solo fue testigo de acordes nostálgicos y baile veraniego: también, y casi como si estuviera ensayado, recibió la visita fugaz de un viajero cósmico, recordándonos que el cielo es el mejor escenario cuando sabe sorprender.