Rock melódico y alma escocesa: Travis emociona en su paso por Granada
Fotos Ramón Martín, Motril@Digital
Ramón Martín (Motril@Digital).- Travis volvió a demostrar por qué su música sigue tocando fibras dos décadas después de su aparición en la escena musical. El Palacio de Congresos de Granada fue testigo de una de esas veladas difíciles de olvidar: sinceridad, melodías atemporales y una conexión auténtica entre banda y público.
Desde el primer acorde quedó claro que el grupo escocés —formado por Fran Healy, Andy Dunlop, Dougie Payne y Neil Primrose— no venía a Granada a cumplir expediente, sino a regalar una experiencia emocional. El público, completamente entregado desde el principio, respondió con calidez y entusiasmo canción tras canción.
Clásicos como Sing, Side o Driftwood sonaron con la fuerza de siempre, pero también con una madurez que sólo da el paso del tiempo. Healy, con su carisma tranquilo, se tomó el tiempo para conversar con la audiencia entre canciones, compartir recuerdos y alguna que otra sonrisa. En un momento cargado de guiños a su historia, él y Payne se descalzaron en el escenario, recordando aquella mítica actuación en Coachella 2004. Un gesto pequeño, pero lleno de significado para los fans de siempre.
Aunque su estilo melódico y sentimental a menudo se asocia con el post-britpop, lo cierto es que Travis ha sabido evolucionar sin perder su esencia. Lo que vimos anoche fue justo eso: una banda que ha crecido con sus oyentes, que no necesita grandes artificios para emocionar. Solo basta una guitarra, una voz honesta y canciones que siguen doliendo bonito.
Más de uno comentó a la salida que era como volver a casa. Porque eso logra Travis: que sus letras nos hablen como si fueran nuestras. Granada respondió con ovaciones y corazones llenos, y la banda, visiblemente agradecida, lo devolvió con creces.
En un panorama musical donde a menudo prima lo fugaz, Travis sigue apostando por la emoción sincera. Y anoche en Granada, eso fue justo lo que vivimos.