Jennifer López arrasa en Fuengirola: una noche épica con viento, ritmo y emoción
Fotos Marenostrum
Ramón Martín (Motril@Digital)- La cuenta atrás llegó a su fin. Jennifer López aterrizó este viernes en Marenostrum Fuengirola con un espectáculo que encendió la costa malagueña pese al viento, que obligó a retrasar casi una hora la apertura de puertas. El público, que llevaba horas esperando bajo el sol, mostró su enfado durante la espera. Pero en cuanto sonó On the Floor y apareció la diva del Bronx, todo se transformó: gritos, móviles al aire, euforia colectiva.
Sin tregua, encadenó con Save Me Tonight —aún inédita— y un saludo directo: “¿Se sienten bien? Thank you so much for being here”. El ritmo se impuso con Booty y Ain’t Your Mama, mientras el recinto se convertía en una pista de baile. JLo derrochaba fuerza, sensualidad y dominio escénico desde el primer minuto.
Con Jenny From the Block versionada con la intro de We Will Rock You, y una potente Welcome to the Jungle, mostró su lado más rockero. I’m Real avivó la nostalgia, Regular exploró nuevos sonidos sin perder su sello y Get Right desató una de las ovaciones más intensas de la noche, dando protagonismo a su banda y cuerpo de baile.
La artista, cercana y expresiva, jugó con el público entre cambios de vestuario que parecían coreografías en sí mismos. Habló poco, pero lo justo. Y entre guiños en español y miradas cómplices, mantuvo siempre la conexión. Cuando interpretó Gracias a la vida, de Mercedes Sosa, lo hizo como homenaje a sus raíces latinas, en un momento emotivo que dio paso a clásicos como If You Had My Love, Ain’t It Funny y Qué Hiciste, que no interpretaba en directo desde hacía años.
Otra de las joyas fue Si una vez, en homenaje a Selena, seguida por Wreckage of You, otra inédita que sonó a confesión íntima. Las pantallas, los visuales, el humo, las luces: todo acompañado por una coreografía sin pausa. El ritmo no bajó en ningún momento.
Con Waiting for Tonight, la euforia se disparó. Dance Again y Let’s Get Loud remataron el clímax de una noche que ya era historia. Pero aún quedaba más.
Cuando todo parecía haber acabado, y ante los gritos de los asistentes pidiendo una más para alargar la cita con la diva, volvió a aparecer sobre el escenario para un último adiós. Y menuda despedida. Gritos, miradas incrédulas, baile… El anillo vibró desde cada rincón del recinto. Y al acabar, ahora sí, la neoyorquina desapareció. El público, exhausto y feliz a partes iguales, se resistía a marcharse. Porque cuando Jennifer López canta, baila y abraza a su público, nadie quiere que la noche se acabe.