1 / 26

Palabras que elevan: Irene Vallejo, Ainhoa Arteta y Carlos Aganzo clausuran el FIP 2025 con un homenaje a la belleza en Granada

Reportaje Ramón Martín (Ramón Martín)

La Alhambra, envuelta en la brisa templada de mayo, fue testigo el pasado viernes de una velada singular: la clausura del XXI Festival Internacional de Poesía de Granada. En el corazón del Palacio de Carlos V, se entrelazaron la poesía, la voz y la memoria en un acto que celebró la belleza desde múltiples lenguajes.

Irene Vallejo: la ternura como forma de resistencia

Irene Vallejo abrió la noche compartiendo con el público algo más que palabras: una visión del mundo tejida con afecto, libros y esperanza. En un diálogo cercano y generoso, recordó su niñez como un espacio habitado por cuentos nocturnos, y cómo esas narraciones marcaron su manera de habitar el lenguaje.

Relató el origen íntimo de El infinito en un junco, escrito en paralelo a la fragilidad de su hijo en una UCI neonatal, y cómo la escritura se convirtió entonces en su ancla frente al dolor. Vallejo insistió en la importancia del cuidado como valor humano esencial y reveló que su próxima obra girará precisamente en torno a esa idea: cuidar como acto radical, como signo de civilización.

Y dejó una imagen luminosa: un futuro donde el lector tenga su propio día de celebración, con carrozas y desfiles en honor a la lectura.

Ainhoa Arteta y Carlos Aganzo: el arte que atraviesa

El siguiente acto lo protagonizó la música. Ainhoa Arteta, con la complicidad del pianista Javier Carmena, ofreció un recital que convirtió el espacio en una caja de resonancia emocional. Las canciones, muchas de ellas basadas en poemas, hilvanaron un puente entre la lírica y el alma.

Después, en conversación con el poeta y periodista Carlos Aganzo —moderada por Remedios Sánchez—, Arteta habló sobre su papel como intérprete: una transmisora de belleza ajena, capaz de sentir en carne propia lo que otros han creado con palabras. Su conexión con la poesía, explicó, es profunda y vital: “cuando la canto, no soy yo; es el poema el que respira a través de mí”.

El cierre fue para Lorca. Memento, musicalización de un texto del poeta granadino, selló la noche en una interpretación contenida y vibrante, donde la voz se hizo cuerpo y la emoción, rito compartido.

Una edición que deja huella

Con más de 70 invitados de una docena de países, el FIP 2025 ha sido una travesía por la palabra en sus múltiples formas. Desde la poesía juvenil hasta los homenajes a grandes figuras, el festival ha consolidado su papel como uno de los principales encuentros literarios en lengua española.

Celebrado no solo en Granada, sino también en municipios lorquianos como Fuente Vaqueros y Valderrubio, el FIP ha demostrado su vocación de cercanía y descentralización cultural.

Remedios Sánchez, codirectora del festival, lo resumió con claridad: “Poner la poesía al servicio del diálogo con otras artes es abrir fronteras. Es recordarnos que la belleza no excluye, sino que convoca”.

Así terminó esta edición, con el eco de voces que no solo se escucharon, sino que se sintieron. Porque la poesía, como lo vivido este viernes, no se clausura: se queda.