El gran apagón paraliza España y pone a prueba la resistencia de Granada y su costa
Motril@Digital.- Granada, lunes 12:33 h. En cuestión de segundos, la rutina quedó suspendida. El silencio eléctrico invadió calles, hogares y edificios públicos. Los ascensores se detuvieron, los semáforos parpadearon antes de apagarse por completo y las pantallas de los teléfonos móviles comenzaron su lenta cuenta atrás hacia la desconexión total. España entera acababa de entrar, sin previo aviso, en una era sin electricidad.
El gran apagón, como ya se le conoce, se extendió a toda la península ibérica, dejando a unos 60 millones de personas sin luz, sin internet y sin cobertura móvil. La red eléctrica colapsó a las 12:33 del mediodía. Nadie, ni en los registros más antiguos de Red Eléctrica, recuerda algo similar. La generación cayó súbitamente, y hasta bien entrada la madrugada no comenzó a restablecerse el suministro.
Una ciudad detenida
En Granada, la jornada se volvió irreal. Vagones del metro quedaron inmovilizados en pleno recorrido. Afortunadamente, el sistema contaba con energía de emergencia que permitió a los conductores trasladar los trenes a puntos seguros. No hubo atrapados ni heridos, pero sí desconcierto entre los usuarios. Las estaciones cerraron poco después, sellando las bocas de entrada como si una amenaza invisible las hubiera clausurado.
Mientras tanto, en la superficie, la ciudad se convirtió en un laberinto sin normas. Los semáforos apagados generaron improvisadas coreografías de manos desde las ventanillas. En arterias como Camino de Ronda o la Circunvalación, el tráfico se convirtió en una maraña imposible. La Policía Local desplegó patrullas para contener el caos, pero la magnitud del desorden superaba cualquier previsión.
Un apagón afectó al AVE, obligando a evacuar a 238 pasajeros cerca de Tocón, donde pasaron la noche. La Policía Local de Íllora, con la ayuda de vecinos, organizó el rescate y habilitó un pabellón para acogerlos. La solidaridad local fue clave, aportando comida, mantas y apoyo a los viajeros.
La falta de corriente eléctrica dejó bloqueado un telecabina en Sierra Nevada, obligando al rescate de 16 personas. Un fallo hidráulico impidió usar el motor auxiliar. La estación cerró y los usuarios fueron evacuados con motos de nieve y máquinas pisapistas.
La costa de Granada resiste
En municipios del litoral granadino como Motril, Almuñécar o Salobreña, el apagón se vivió con especial intensidad, aunque el suministro eléctrico volvió de forma casi total hacia las 3:31 de la madrugada. La interrupción del fluido eléctrico afectó de forma desigual entre pueblos, lo que dificultó las comunicaciones y alteró la actividad económica de la zona.
En el puerto de Motril, el apagón ha afectado especialmente a la operativa diaria relacionada con procesos digitales, como los trámites aduaneros, ralentizando significativamente la actividad. Aunque las tareas de carga y descarga sin novedad gracias a los generadores y del suministro propio del recinto portuario. Los controles automatizados se sustituyeron por supervisión manual, y los servicios de inspección estuvieron operativos, aunque con demoras debido a la interrupción de la red.
Uno de los puntos clave fue la lonja pesquera de Motril, cuya operativa estuvo en riesgo por la falta de refrigeración. Sin embargo, gracias al esfuerzo coordinado de los profesionales del sector, el funcionamiento se restableció con rapidez, garantizando la llegada de pescado fresco a los mercados al día siguiente.
Fue un ejemplo de compromiso la actuación de la Guardia Civil, Policía Nacional y policías locales, que actuaron con eficacia para ordenar la circulación en momentos críticos y garantizar la seguridad. Al mismo nivel estuvieron Bomberos y Protección Civil atentos a cualquier incidencia que pudieran ser requeridos o sirviendo de apoyo al dispositivo de intervención que se montó en este sentido.
Los supermercados de la zona, aquellos que contaban con grupos electrógenos, pudieron mantener cierta normalidad, mientras otros dependieron del efectivo ante la caída del sistema de cobro digital. La población mostró calma y responsabilidad, pero se vivieron estampas de estanterías vacías en busca de agua, pan o latas de conservas. Las tiendas asiáticas, populares por sus suministros básicos, como velas, pilas o transistores analógicos, vieron colas durante todo el día.
Un país en alerta, una respuesta cívica
El Gobierno activó el Consejo de Seguridad Nacional y asumió directamente la gestión del incidente en ocho comunidades. El presidente Sánchez, en una comparecencia nocturna, calificó la situación de “sin precedentes” y aseguró que todos los recursos del Estado estaban movilizados. Las causas, sin embargo, seguían sin esclarecerse al finalizar el día.
El día después
A las seis de la mañana del martes, más del 99% del suministro eléctrico se había recuperado. Pero la gran incógnita persiste: ¿puede volver a pasar? Los expertos insisten en la solidez del sistema, pero la caída ha sembrado dudas. Mientras tanto, en la costa granadina y el resto del país, la vida vuelve a encenderse poco a poco, aunque el recuerdo de unas horas a oscuras —sin tecnología, sin control, sin certezas— quedará como una cicatriz en la memoria colectiva.