El Día de Todos los Santos en Granada se saborea entre gachas, castañas y dulces de otoño
En Andalucía, el 1 de noviembre es una jornada de recuerdo, tradición y sabor. Tras visitar los cementerios y adornar las tumbas con flores, las familias se reúnen en casa para compartir una mesa donde los sabores del otoño son protagonistas: castañas, boniatos, anís, calabaza, miel y vino dulce.
Es una celebración íntima y terrenal, en la que la comida actúa como vínculo entre generaciones.
Los dulces del alma
Entre los postres más representativos en tierras andaluzas destacan:
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Gachas dulces, elaboradas con harina tostada, leche, anís, canela, pan frito y a veces miel o matalahúva. En muchos pueblos de Granada, Córdoba y Jaén, se preparan tanto el día 1 como la noche anterior, la llamada noche de las ánimas, cuando se colocaban cuencos en ventanas o puertas “para las almas benditas”. 
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Boniatos y calabaza asada o en almíbar, perfumados con canela y limón, una costumbre muy extendida en los pueblos del interior. 
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Buñuelos de viento y huesos de santo, llegados desde otras regiones, pero muy presentes en las pastelerías granadinas. 
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Roscos de anís y pestiños, que anticipan los sabores de la Navidad y llenan las mesas de aroma a miel y sésamo. 
Granada: tradición de fuego, anís y castañas
En la provincia de Granada, el Día de Todos los Santos tiene un aire especialmente cálido y hogareño.
En las zonas de Sierra Nevada, la Alpujarra y el Altiplano, las familias se reúnen en torno al fuego para asar castañas y boniatos, acompañados de anís o aguardiente. Se cuentan historias, se recuerda a los ausentes y se disfruta del mosto nuevo, recién fermentado.
En la capital y los pueblos del cinturón metropolitano —como Maracena, Alfacar o Cúllar Vega— las gachas dulces siguen siendo el postre estrella, preparadas en familia y compartidas con los vecinos.
En la Costa de Granada: otoño templado y tradición viva
Aunque el clima es más suave, en la Costa Tropical —Motril, Salobreña, Almuñécar— no faltan las castañas asadas, los dulces caseros y el licor de anís.
En Motril, por ejemplo, muchas familias aprovechan el día festivo para reunirse junto al mar, comer pescado frito o migas, y terminar con buñuelos o gachas.
Las panaderías locales preparan versiones propias de roscos, huesos de santo y pastelillos de boniato, que se venden en grandes cantidades durante el puente.
Memoria y sabor
El Día de Todos los Santos en Andalucía, y especialmente en Granada, conserva su esencia: una fiesta de recogimiento y sabor, donde cada receta guarda un recuerdo y cada dulce representa un lazo con quienes ya no están.
Más que un festín, es una forma de mantener viva la memoria —entre el aroma del anís, el humo de las castañas y la dulzura del otoño andaluz.

