Adiós a fumar en terrazas y marquesinas: la nueva Ley Antitabaco amplía los espacios libres de humo y veta también a los vapers
Motril@Digital : El Gobierno ha dado un paso firme en la lucha contra el tabaquismo y las nuevas formas de consumo de nicotina. El anteproyecto de la nueva Ley Antitabaco, aprobado recientemente en Consejo de Ministros, marca un giro de tuerca en las restricciones al tabaco tradicional y a los cigarrillos electrónicos, con el objetivo declarado de proteger la salud pública y reducir la exposición al humo y a los aerosoles de los vapers.
La iniciativa amplía de forma notable los espacios en los que fumar estará prohibido y coloca al vapeo prácticamente al mismo nivel que el tabaco convencional, tanto en su consumo como en su comercialización.
Más espacios libres de humo
Una de las medidas más comentadas es la prohibición de fumar en terrazas de bares y restaurantes, un terreno hasta ahora ambiguo en la normativa. A partir de la entrada en vigor de la ley, encender un cigarrillo en estos lugares podrá acarrear sanciones.
El texto también contempla la restricción del tabaco en piscinas públicas, marquesinas, instalaciones deportivas, conciertos al aire libre y áreas universitarias, además de reforzar la protección en los entornos de hospitales, colegios y parques infantiles con un radio de seguridad de hasta 15 metros.
Incluso el interior de los vehículos de trabajo quedará blindado frente al humo, en un intento de garantizar que los espacios compartidos durante la jornada laboral estén libres de tabaco.
Los vapers, en el mismo saco que el tabaco
El crecimiento del uso de cigarrillos electrónicos entre los jóvenes ha llevado al Ejecutivo a cerrar el círculo. La nueva normativa equipara el vapeo al tabaco en todas sus restricciones, prohibiendo su consumo en los mismos lugares donde no se puede fumar.
Además, se introduce un veto a los dispositivos de un solo uso, en parte por motivos de salud, pero también por el fuerte impacto ambiental que generan estos productos desechables. La publicidad, patrocinio y promociones relacionadas con los vapers también quedarán limitadas, en línea con lo que ya sucede con el tabaco convencional.
Menores: prohibición total
Hasta ahora la legislación se centraba en impedir la venta a menores de edad, pero dejaba un vacío en cuanto al consumo. El nuevo anteproyecto resuelve esa laguna con una medida contundente: ningún menor de 18 años podrá fumar ni vapear, aunque no haya transacción comercial de por medio.
Con ello, España se suma a la tendencia de reforzar los mecanismos preventivos para evitar que las nuevas generaciones se inicien en estas prácticas.
Lo que se queda fuera: el empaquetado neutro
Una de las medidas más esperadas por las asociaciones sanitarias era la implantación del paquete genérico, sin logotipos ni colores de marca, tal y como ocurre en países como Francia o Australia. Sin embargo, la propuesta ha quedado aparcada en esta primera versión de la ley.
El Gobierno no descarta recuperarla durante la tramitación parlamentaria, aunque por ahora ha preferido no incluirla en el texto inicial ante la falta de consenso y la presión de la industria.
Reacciones encontradas
La norma ha generado una fuerte división de opiniones.
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El sector hostelero considera que la prohibición en terrazas puede afectar al turismo y a la clientela, trasladando el problema a las calles.
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Los empresarios del vapeo advierten de que el endurecimiento de las reglas puede alimentar un mercado negro, con productos de peor calidad y sin control sanitario.
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En el lado opuesto, organizaciones médicas y colectivos de pacientes celebran que, por fin, se tomen medidas para frenar lo que consideran “la epidemia silenciosa” del vapeo juvenil y el impacto del tabaco en la salud pública.
Un nuevo escenario para el consumo
Con esta normativa, España refuerza su posición entre los países europeos con leyes más restrictivas en materia de tabaquismo. El desafío ahora será hacer cumplir la norma en espacios tan concurridos como las terrazas y evitar que el consumo se traslade a ámbitos privados donde la supervisión es más complicada.
Lo que parece claro es que la imagen de fumadores y vapeadores en bares, piscinas o marquesinas tiene los días contados. La nueva ley abre una etapa en la que el tabaco, lejos de normalizarse, seguirá perdiendo espacio en la vida pública.